Raciones de campaña: el alimento más procesado y poco apetecido

-          Los soldados prefieren cargar más peso en su equipo y cocinar con leña en el monte, que comer raciones de campaña, ligeras y nutritivas


Por Laura Santisteban

Periodista Chicamocha News

Santa Fe de Bogotá, 23 de abril de 2013.-A dos horas de la capital del país, saliendo por el cerro de Guadalupe, en Fómeque, se encuentra la planta conocida como "La Huerta de Oriente", una empresa familiar encargada de producir gran parte de las raciones de campaña para las Fuerzas Militares, tanto de Colombia como de Chile.

Estos alimentos se empacan al vacío y pueden durar hasta dos años. Según Johanna Díaz, jefe de control de calidad de la empresa, esto se logra luego de someter el alimento a un proceso de esterilización, que consiste en tomar el producto en un embase hermético de plástico, lata o vidrio, e insertarlo en un horno especial a 122ºC. Con este procedimiento, se elimina el 99.9 % de los microorganismos que generan la putrefacción de la comida.

Así mismo, la especialista asegura que la esterilización no permite que el alimento pierda sus propiedades nutricionales ni sus sabores naturales; por ende, las raciones de campaña están exentas de contener aditivos, preservativos y conservantes.  Es importante resaltar además,  que la producción de estos productos no es periódica, ni siempre se solicita la misma cantidad, pues las Fuerzas Militares hacen sus pedidos dependiendo de sus necesidades.

La Huerta de Oriente, como empresa proveedora de víveres de las Fuerzas Militares, se encarga de la producción de las raciones de campaña, compuestas por un producto de panadería y un alimento caliente, (fríjoles, lentejas, ajiaco, etc.); pero es la Agencia Logística de las Fuerzas Militares la encargada del proceso final de empaque, sellado y distribución.

Sin embargo, no toda la alimentación de la fuerza pública se reduce a una porción de comida embasada, también existen casinos dentro de las escuelas de formación y algunos batallones donde personal profesional dirige la dieta de los mismos. Por otro lado, fuera de estos escenarios, en el campo, se rompen los protocolos.

Son los mismos soldados quienes deben "arranchar", es decir, turnarse para preparar el desayuno, el almuerzo y la comida de todo el escuadrón que esté patrullando. Entonces, ya en su campo, son ellos sus propios nutricionistas y sus propios cocineros, que en últimas se inclinan más por comer rico y bastante, que poco y saludable.  

La seguridad en torno a un plato de fríjoles con chicharrón

En un país como Colombia, golpeado por la violencia y el conflicto, relacionarse o tratar de inmiscuirse en temas militares puede tornarse complejo y hasta arriesgado. En este caso, apresurado por conocer qué hay detrás de las normas de alimentación de los hombres de la patria, el camino fue largo y con muchos obstáculos. Y no es por menos, pues el enemigo siempre está en busca de hacerle daño a su oponente.

Por eso, y en pro de salvaguardar la integridad de los militares, el ingreso a sus territorios es complicado; se requiere de varios permisos y autorizaciones para ello. Más aún, es casi imposible conocer los procesos que tienen para alimentarse y operar en el territorio nacional.

"Está prohibido", "no estoy autorizado", "no se puede";  son algunas de las frases que predominan cuando se está en busca de información. Así mismo, quien puede acceder a ella puede ser visto como un intruso e incluso, como el mismo enemigo.

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